MANIFIESTO 25/5/17

Me comprometo a revolcarme en el caos.
Me comprometo a derribarme y construirme cada vez: Derribarme y volverme a construir, cada vez, sobre los restos de la experiencia.
Me comprometo a ser RESTOS en movimiento, a vivir mutando hacia nuevos restos.
Me comprometo a vivir buscándome, porque siempre voy a estar unos pasos más adelante, porque en el intersticio entre estos restos y los próximos es donde aparece mi fuerza revolucionaria, el verdadero Baile, el pasito de baile que arman mis huellas en cada demolición.
No hay belleza sino en la lucha por encontrarme.
Me comprometo a ser siempre una oportunidad diferente.
Nada de lo que encuentre, por más placentero que resulte, me tendrá allí mucho tiempo.

Me declaro en contra de la inmovilidad del pensamiento.
Me comprometo con la desenfrenada libertad, con el presente, con lo aleatorio, con la contradicción, con el caos y la imperfección. Porque, como dicen los Dadaístas, la perfección es una ciénaga dorada.

No seré un fantasma ebrio de energía
Mi sangre es vigorosa
Soy Fluidos y chorreo a cada paso, y salpico con cada extremidad.
Me comprometo a transitar cada paso: el erróneo, el obsceno, el oscuro, el odioso, el placentero, el novedoso, el autoritario, el déspota, el triste, el agotado, el valiente, el paso ciego, el feliz, el pleno, el vertiginoso, el desconocido, el entusiasta. Porque todos esos soy yo, son mi constelación, me habilito a transitarlos sin culpa y en el paso siguiente habré aprendido. Me comprometo a aprender en el hacer.

Me comprometo a NUNCA soltarme la mano, a bailar al compás de mi propio y personal Bumbúm. Bailar es cocinar, es pensar, es encarnar el sentir, es lo que quiera. Bumbúm para acá y bumbúm para allá.
No seré sincera, seré verdadera.
Me comprometo con mi cuerpo. Me comprometo con mis pies, mis dedos, mis talones, mis tobillos, con mis piernas, mis rodillas, mis glúteos y mis caderas, mi sexo, mis órganos, mis vísceras, mis pulmones, mi corazón, mi pecho, mis hombros, mis brazos, mis manos, mis palmas y su dorso, con mis omóplatos, mis pliegues, mi garganta, mi cuello, mi nuca, mi boca, mis ojos, mi cara, mi cabeza, mi cerebro, mis ideas y mis oídos.

Me comprometo aquí a no ser una obra definida, sino una constante mutación.
Me comprometo a ser mi propia y constante revolución.
Y mi revolución es ahora.
¿Quién soy?

Intento hacerme una imagen de mi,
Lo intento…

No lo logro.

Vuelvo a pensar en quién soy
y ahora lo que veo es todo lo que tengo,
Material e inmaterial

Caos fértil! me digo
Como si hubiera encontrado una pista.

Caos como un estado de transición necesario hacia otra forma
Una constante mutable
O un desequilibrio
Capas
Una membrana, creo que soy
O una escultura hecha de cosas, de todas las cosas que me rodean
Un cúmulo, soy
No lo tengo claro.

Vértigo yo sola.

Una vez hice un ejercicio de pintura, unos autorretratos: primero, dibujarme mirándome en un espejo pero sin apartar la vista del espejo y sin levantar el lápiz de la hoja, una sola línea que recorra toda la forma. Luego otro, mirando 10 segundos al espejo y 10 segundos mi dibujo, pero sin levantar el lápiz. Luego otros dos volviendo a alterar el tiempo de la mirada entre el espejo y el dibujo hasta cubrir todas las líneas que veo.
4 autorretratos
Cuando los vi, eran como una familia: una señora, un señor, un niño y un joven. O algo así…
Se suponía que todos ellos eran yo, dibujados por mí de una sola vez
Me dio impresión. Todos tenían un gesto alterado y no se parecían en nada. Mucho menos a ese reflejo del espejo.
Me consideré muy mala dibujante. Una afección que me llenó de tristeza

¿Qué era ese abismo entre el reflejo y lo dibujado? ¿Qué pasaba ahí, que tan cerca el uno del otro eran abismalmente distintos?
La respuesta que encontré es : yo
Yo intermediaba entre mi reflejo y lo que mi mano dejaba ver, todo lo que está en medio de mi mirada y mi mano es ese caos fértil que me compone,
y en cada retrato devengo en algo distinto, ese cúmulo, esas capas, dejan ver algo más.
Con el reflejo que imprime el espejo no tengo forma de vincularme, está dado, es determinante. Sólo puedo aceptarlo

Entonces encontré alegría y pensé : claro! aquí dentro no hay género ni edad, no hay sólo una cosa. Soy una familia de seres que no conozco hecha de colores elegidos al azar
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“Atravieso a nado. Mi cabeza, brazos y piernas también.
Detrás de los ojos se extiende un mundo inexplorado, un mundo de cosas futuras, un mundo carente de lógica.
El ojo se desplaza a lo largo de la línea del horizonte, viajero ignorante y eterno.
Aprieto mis oídos, mis ojos, mis labios.
Antes de volver a ser mujer, probablemente existiré como pulpo”
Manos
Ahí están mis manos
Mis manos pintadas por ellas mismas
Sus manos
M
A
C
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ERNESTO PESCE